Clarificar nuestros pensamientos

La maestría  “Clarificar” de la IAC, habla de cómo en la sesión de coaching tenemos que enfocarnos en reducir y eliminar la confusión que el cliente trae en las sesiones, para despejarle el camino y facilitarle lograr sus metas, esto desde un espacio libre de prejuicio donde el coach no guía al cliente a ningún destino definido, de esta manera puede conectar con su inconsciente y descubrir más claramente que es lo quiere

Al poner un poco de luz sobre toda la maraña de pensamientos que tenemos es más fácil visualizar cuales son las barreras que nos impiden alcanzar lo que queremos

En nuestra vida cotidiana no siempre es fácil tener esa claridad de lo que queremos y tampoco es fácil dejar nuestras influencias de un lado en nuestras relaciones y ayudar al otro a que haga lo que “EL” quiere, no lo que nosotros pensamos que es mejor para esa persona.

En estos días, después de calmar por bastante rato el llanto de desespero de mi bebe de un mes, me quede dormida al lado de ella, mi mama que vino de viaje por unas semanas a ayudarme con este nuevo proceso de ser madre, me despertó, me llevo un café y me dijo que aprovechara que dormía para hacer las cosas de la casa que tenía pendiente hacer, mientras mi pareja me decía aprovecha y sal a hacer ejercicio que el día esta genial! Los dos tenían la mejor de las intenciones conmigo, pero no me ayudaban a lograr lo que yo quería en ese momento, que era simplemente dormir, si no que querían ayudarme a que yo hiciera lo que ellos pensaban que era mejor para mí, según su juicio. A hacer lo que ellos harían si estuvieran en mi posición ¿Cuántas  veces no ponemos nuestras influencias en la “ayuda” que damos a los demás?  ¿De qué manera podemos ayudar a nuestros hijos o nuestra pareja a que alcancen sus objetivos, de la manera que ellos quieran?

Tener claro lo que queremos no solo nos lleva a lograr más fácil nuestras metas, a enfocarnos y a lograr ser más efectivos, si no que mejora nuestra relaciones con nuestro sistema, nuestra familia y  amigos, si tenemos claro nuestras creencias, valores y objetivos podemos darnos cuentas cuando estamos ejerciendo  nuestra influencia en el otro, cuando lo estamos limitando y no ayudando a avanzar

 

Aquel dicho que nadie aprende por cabeza ajena, es muy cierto para mí, porque ninguna cabeza es igual y cada uno de nosotros tienen sus propios objetivos y su manera particular de lograrlos